Un estilo musical de gran implantación en Navarra 

El origen y la historia de la jota han estado sembrados de hipótesis, cuando no de leyendas, como la de Abel-Jot, no suficientemente documentadas.

Antonio Beltrán situó su nacimiento en fechas anteriores al siglo XV en el Reino de Valencia, aunque la jota aragonesa apareciera a finales del siglo XVIII, con ritmos ternarios y bailables que, en Aragón, después se ralentizaron para el canto y el baile conjuntos. Barreiro pone en duda la teoría muy extendida, que siguió el padre Valeriano Ordóñez, de que la jota provenga del verbo “sotar”, que ya aparece en el siglo XIV en el Libro de Buen Amor. La clave puede estar en la llegada de segadores y campesinos levantinos que cantaban y bailaban estos ritmos.

Al margen de teorías, Barreiro recoge varios datos documentales relevantes. En el archivo musical de la Basílica del Pilar se encontró una partitura de 1666 de un villancico dedicado a la Virgen del Pilar por Josep Ruyz de Samaniego, maestro de capilla. La primera cita del término "jota" se documenta, por el momento, a finales del siglo XVII, en un códice titulado Cifras para arpa hallado en Ávila, donde aparece como título en el encabezado del folio 25.

En el caso de Navarra, hay una importante diferencia con Aragón: la jota bailada y la jota cantada no se unieron. En nuestra opinión, esta es una prueba de que los ritmos de baile precedieron al canto de la jota. Como escribió J. M. Iribarren, la jota cantada no tiene una antigüedad excesiva y posiblemente fue traída por los voluntarios combatientes en Zaragoza a las órdenes de Palafox. Por los estudios de las danzas tradicionales que incluyeron jotas, como las interpretadas por los danzantes de Muskilda, podemos datarlas en el siglo XVIII.

Pero lo importante no es la mayor o menor antigüedad, sino cómo este estilo musical fue adoptado en Navarra y acabó siendo identitario en el territorio, como prueba la obra de H. Wilkinson de 1838.